Hablando con unos compañeros enamorados de la valoración y
tratamiento de las disfunciones del movimiento salió el tema de que muchos
fisioterapeutas tienen temor a pautar ejercicios de alta carga a sus pacientes.
Debemos hacernos una pregunta a este respecto, ¿sabemos precisamente qué es
“alta carga”?
Lo que tenemos muy presente todos es que la mayor parte de
pacientes asisten a nuestras consultas por dolor…o mucho dolor. En dependencia
de cada caso en presencia de kinesiofobia, irritabilidad/severidad del
inconveniente, pobre control neuromuscular, susceptibilidades de movimiento,
etcétera Acostumbramos a establecer el tratamiento más indicado. En ocasiones
podemos tener “caballos de carrera” en consulta más, en muchas ocasiones más,
vamos a tener ponis. Intentaremos que estos ponis sean los “mejores ponis” y
puedan contar con de un mayor autocontrol y calidad de vida.
No obstante, muchas veces una de las primordiales barreras
en la rehabilitación de los pacientes son los propios temores del terapeuta.
Sencillamente hay que procurar amoldarse a las circunstancias y capacidades de
cada paciente. Y es que ciertos dispondrán de mejores condiciones físicas o
bien una mayor inteligencia motriz. La inteligencia motriz (los caballos de
carrera) es un factor intrínseco lo que condiciona toda intervención
terapéutica. Nosotros trabajamos con estímulos que viajan por nuestro sistema nervioso
con toda la totalidad de subsistemas que lo conforman para interconectar una
infinidad de impulsos eléctricos cargados de información. Información
sensitiva, motora, cognitiva…
No hay que tener temor a solicitar a un paciente que esté
atentísimo al movimiento que efectúa de manera que su columna lumbar no se
mueva merced a la activación de su pared abdominal mientras que efectúa una
elevación de su miembro inferior. Esto resulta ser un enorme estímulo a
múltiples niveles. Alta carga de información deambulando por un sistema
inquieto con ganas de aprendizaje motriz.
No hay que tener temor a que un paciente intente imaginar
ese movimiento que le provoca tanto dolor y que le provoca tanto temor. Esto,
en su instante, puede resultar una alta carga de información que pretende
activar áreas cerebrales relacionadas con patrones motores inhibidos por el
dolor. Esto es alta carga.
No hay que tener temor a explicarle a un paciente que ese
ejercicio específico que hace le ayudará a progresar en ese ademán que le lleva
de cabeza toda vez que hace su deporte preferido o bien, aún más, si encima
cobra por este motivo. Esto es alta carga.
No hay que tener temor a llegar a la fatiga a lo largo de un
ejercicio. Más interesante poder llegar a la fatiga tanto física como cognitiva
de manera que múltiples subsistemas se interconecten entre sí y consigan
reclutar la máxima información frente a un determinado patrón de movimiento.
Esto es alta carga.
No hay que tener temor a procurar que un paciente con mucho
dolor tome consciencia de dónde tiene su pelvis, su columna lumbar, que intente
disociar movimientos intersegmentarios… La propia experiencia del dolor le
puede haber conducido a tener una “espalda congelada” (como nos describió Wim
Dankaerts a lo largo de #JICL16) con sus pertinentes patrones de movimiento
inhibidos. Solo esta clase de aproximación puede suponer desgaste (ventajoso) a
un paciente con esta condición. Es un esmero cognitivo y motor. Esto es alta
carga.
Alta carga puede ser la aplicación de un simple tape que
favorezca un input siempre que este produzca una mayor contestación cognitiva
por la parte del paciente frente a un determinado ejercicio. Esto es alta
carga.
Alta carga es amoldarse a la situación clínica de cada
paciente biopsicosocial. Estimar factores intrínsecos y extrínsecos que puedan
condicionar nuestro abordaje y amoldarse a ello con estímulos que logren
facilitar una mejor contestación tanto a nivel de los tejidos como del SNC y
SNP.
Por ende, consideramos la carga como un estímulo y un
estímulo va mucho alén de la aplicación de lastres, discos o bien pesos en los
ejercicios de los pacientes. La carga va mucho alén del tres X diez, del “vete
haciendo que ya si eso yo…” (ironía) o bien “cuando te fatigues para”. Alta
carga es estimar al paciente desde el paradigma del movimiento y cualquier
ejercicio debe tener necesariamente una función como objetivo. Es acá donde los
fisioterapeutas tenemos mucho que decir. Estimar cada uno de ellos de estos
factores para “exprimir” y sacar jugo a cada sistema inquieto en busca de una
restauración funcional.
Con todo esto considero que ni baja ni alta carga…considero
que se hace precisa la carga conveniente para cada caso clínico. Unas veces más
y otras menos. Insisto, acá es donde los fisioterapeutas tenemos la palabra.
¿Nos animamos a trabajar la carga con nuestros pacientes
activos?
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